Javier Moya
Rufino / Aracena
El
pueblo de Linares de la Sierra ha disfrutado un año más de su popular y querida
rifa del piñonate, que tuvo lugar el pasado domingo 31 de marzo, coincidiendo,
como ya es tradición, con el Domingo de Resurrección.
Una
jornada que estuvo protagonizada por el mal tiempo y las fuertes lluvias caídas
sobre la Sierra y donde Linares no fue ajena a ello. Sin embargo, los vecinos
se echaron a la calle y pasaron un buen rato centrados en la rifa y con la
intención de conseguir el preciado piñonate, entre otros productos. Por
supuesto, también hubo muchos visitantes y curiosos que no quisieron faltar,
aunque la lluvia hizo que no fueran tantos como otros años.
La
rifa del piñonate se hace a beneficio de la Hermandad Sacramental, donde están
implicados muchos de los vecinos de este pequeño pueblo serrano. Previamente, a
las nueve y media de la mañana tenía lugar la misa en la iglesia de San Juan
Evangelista y después el cura párroco local va hasta la antigua casa del cura,
justo al lado, para bendecir los piñonates.
El
rito es muy sencillo. Bajo la apuesta de un euro el responsable de la mesa de
juego te entrega cuatro cartas de la baraja española. Cuando se completa la
venta de toda la baraja, una mano inocente corta otra baraja y la carta que se
levante es la ganadora. La persona que la tenga se lleva la rifa en cuestión.
Siempre hay alguna rosca de piñonate y en muchas ocasiones mezclada con regalos
de otros productos como vinos, dulces, tartas, aceitunas, licores, dulces
caseros e incluso productos ibéricos (hasta una paletilla). Para quiénes no
juegan la venta directa de la rosca tenía un precio de 5 euros.
El
juego es entretenido e incesante. Hay momentos donde la venta de toda la baraja
se hace con bastante rapidez y en otras tarda un poco más. En total había tres
mesas, que incluso no estaban siempre en el mismo sitio. En principio empezaron
dos en la antigua casa del cura y otra en los bajos de una vecina, justo
enfrente.
Y
hubo un momento donde las tres mesas estaban en el mismo sitio. Todo ello
porque los apostantes van de mesa en mesa viendo qué apuestan en cada una de
ellas y según el premio juegan o no.
Lo
que más se rifa son las roscas de piñonate, realizadas por mujeres del pueblo
el día antes, y de vez en cuando otros artículos de interés que son regalados
por vecinos de Linares y miembros de la Hermandad Sacramental.
Y
para el final se deja siempre los productos que podíamos denominar estrellas o
más demandados; dos roscas de piñonate gigantes en forma de cáliz, paletilla y
los afamados dulces de Aracena.
* FOTOS DE LA RIFA AQUÍ:
* FOTOS DE LA RIFA AQUÍ:
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