Santa Ana la Real roba sus burras el
Domingo de Resurrección
Javier Moya Rufino / Aracena
El pueblo serrano de Santa Ana la
Real puede presumir, entre otras muchas cosas, de poseer tradiciones singulares
y únicas en la provincia de Huelva, incluso traspasando fronteras geográficas.
Santa Ana como todos los pueblos
de la comarca serrana vive y disfruta de su Semana Santa, y en especial los
días más importantes y durante este fin de semana como colofón a las fiestas.
Aún así hay tradiciones y eventos que estando dentro de esta celebración son
fiestas paganas y poco o nada religiosas.
Para terminar la semana, este Domingo
de Resurrección, se vivirá un año más de
forma especial con la tradición del robo de las burras. Un hecho desconocido en
otros sitios y que se viene haciendo desde hace décadas por diferentes
generaciones, y donde los más jóvenes del pueblo son sus protagonistas. Pese a
todo participan del hecho buena parte de la población de esta localidad
onubense.
El robo de las burras consiste en
que los jóvenes días antes al citado domingo “roban” las burras a sus dueños,
que por lo general trabajan en el campo. Antes, según cuentan algunos mayores, los
dueños ponían más trabas en el robo de las burras, pero a su vez hacían más
picaresca la tradición.
A día de hoy el robo es más
factible, en parte porque existen muy pocos burros, de hecho es un animal casi en
peligro de extinción. Algunos de sus dueños hasta ofrecen las burras para que
sean “robadas”. En estos años suele haber entre tres y cinco burras las robadas
y que recorrerán buena parte del pueblo, ya que los chavales corren tras ellas,
pero siempre hay algún joven en las esquinas para que el animal nunca se
escape. De hecho es importante reseñar que el animal no sufre ningún tipo de
maltrato, ni en el robo ni en los días que están con sus “dueños” ficticios. De
hecho éstos las cuidan y les dan de comer, a veces gastando alguna broma con
vecinos, y siempre tras el acto del domingo son devueltas a sus dueños.
El domingo habrá muchos vecinos y
curiosos concentrados en la Plaza de España para ver el robo de las burras. El
horario no está fijado, pero siempre se hace a media mañana y anterior a la
misa de mediodía. En Santa Ana la Real además del robo es un día de disfrute de
grandes y pequeños e incluso de forma tradicional todos se van al campo a
comerse los bollos que consiste en una rosca de pan con huevo duro pintado y
una tableta de chocolate que suelen dar las madrinas a sus ahijados. A veces
también acompañado de chucherías. En la actualidad esta tradición se ha venido algo
a menos y los vecinos suelen ir al campo, pero en concentraciones familiares y
de amigos y no tanto de todos en un mismo sitio como antaño.
Tras el robo de las burras será
la misa de resurrección y a su finalización la clásica y esperada procesión del
encuentro. Una cita donde los niños sacan al Niño Jesús y las muchachas a la
Virgen del Rosario. Ambas parihuelas van por recorridos diferentes. Por un lado
el Niño Jesús hace el recorrido tradicional de cualquier procesión en Santa Ana
y el de la Virgen mucho más corto con la particularidad que en la Plaza de
España se encuentran de frente ambas imágenes y se hacen una reverencia en tres
ocasiones, para después ir juntos por el mismo recorrido. Una de las
procesiones de este pueblo y seguramente la más singular y esperada.
El objetivo en años venideros
sería revitalizar la tradición del robo de las burras y al menos luchar cada
año, como así ocurre, para que jamás se pierda.
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