Objeto volador identificado en el cielo de Aracena
Javier Moya Rufino / Aracena
El entorno mágico del cerro del Castillo de Aracena vivió en la tarde del pasado viernes 16 de septiembre su habitual volada de cometas.
Todo ello gracias al taller realizado los días anteriores en una de las dependencias del Polideportivo Municipal de Aracena por el cebollero Carlos Fernández Valladares desde hace ya casi veinte años sin faltar a la cita cada verano. Además de la organización por parte de la concejalía de Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Aracena.
La mayoría de los niños apuntados al taller acudieron en compañía de padres, familiares y algunos curiosos a la esperada volada de cometas. Una curiosa estampa en el cerro del castillo con una importante presencia de público con cometa en mano para revivir uno de los juegos más tradicionales en pleno 2011 para toda la familia.
El taller ha tenido siempre una continuidad “donde algunos años hay más niños y otros menos, dependiendo también de la publicidad e información de cartelería” pero sorprende incluso la permanencia de un taller de estas características y “nunca he tenido que suspenderlo por ausencia de inscritos”. Su gran objetivo “es continuar con esta iniciativa, siempre divertida y además sorprendente. Yo diría que es una experiencia única en la provincia y me gustaría que volaran sus cometas a lo largo del año y no sólo durante el día de la volada” ha señalado con satisfacción Carlos Valladares.
Una cita agradable y familiar al final de verano cebollero donde muchos padres recordaban con anhelo sus largas tardes en el entorno del Castillo volando sus cometas con otros amigos. Siempre con las anécdotas de las buenas tardes de viento y donde los más aventurados y audaces lograban alcanzar mucha distancia con su cometa, quedándose algunos sin hilo.
El éxito de las cometas antiguamente era tal que incluso Carlos Valladares nos recuerda cuando realizaba de joven cometas que vendía a otros amigos y conocidos, y así, lograba sacar algún dinero de cara a la celebración de las fiestas mayores del municipio, por entonces precisamente en septiembre.
Para los niños apuntados al taller de cometas la tarde de la volada es diferente a las demás. El día desde muy temprano presagiaba buenos augurios debido a la existencia de importantes rachas de viento a lo largo de la jornada. La tarde no defraudaba porque en las laderas del Castillo se aglutinaban muchos familiares de los niños y todos finalmente volaron sus cometas. Algunos necesitaban de la ayuda del monitor para hacer volar su cometa, pero la mayoría por sí solos y con alguna colaboración paterna conseguían ver su cometa en el cielo de Aracena. En un entorno como el Castillo, rodeado de murallas y mucha historia detrás, era sorprendente mirar hacia el cielo y ver muchísimas cometas a la vez. Debido a la altura del cerro desde cualquier punto de Aracena más de un curioso disfrutaría y miraría hacia el Castillo con añoranza y algo de sorpresa.
El único factor siempre en cuestión es el aire. En esta edición se recordará como las mejores en este aspecto frente a la pasada y, sobre todo, hace dos años cuando apenas volaron las cometas.
En cuanto a los padres más de uno tenía una cara de ilusión mayor que la de sus hijos al intentar volar la cometa. Incluso algunos volaban la cometa más tiempo que los menores.
Juegos en la calle
Los niños prefieren ahora como divertimento el uso de las nuevas tecnologías como ordenadores, conexión a internet, MP 4, entre otros, en lugar de los clásicos juegos en las propias calles de la localidad, plazas y espacios abiertos donde el compañerismo y la relación entre los jóvenes estaba asegurada. Y por otro lado se ha perdido también la imaginación creativa de los menores para hacer sus propios juguetes y objetos a la hora de jugar. Por supuesto, los juegos tradicionales se han perdido, ya que ahora disfrutan más los padres con sus recuerdos que los propios hijos.
* Imágenes de la volada de cometas en la siguiente entrada.
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