Muchas gracias a todos los que nos siguen mensualmente
en este blog. Esta última palabra es un neologismo, que no se sabe muy bien lo
que significa, porque si se supiera tendría traducción al español, pero si que
sabemos cuál es su fin, la comunicación. Tampoco sabemos muy bien lo que
significa “escrache”, pero si sabemos
cual es su fin, y éste no es el de imponer de forma coactiva determinadas
políticas a los representantes de la soberanía nacional. No. Esta palabra si
tiene traducción y la traducción es “libertad de expresión”, así, a base de
acompañar a los políticos del PP en su domicilio con un grupo de mariachis para
cantarle las mañanitas, o un pequeño recital en los restaurantes para
amenizarle la comida, cantándole nanas a los niños como al de la vicepresidenta,
papelitos en la puerta como ese de recojo ropa el jueves, concurso de
simpáticos improperios o refrescarles la cocorota con fluidos expelidos por las
gandulas salivares para compensar estos calores. Son como los piquetes
informativos de los sindicatos, que te informan amablemente de que se puede
romper el cristal del autobús o el escaparate y te dan una información tan
fiable que si no te enteras bien, misteriosamente, se rompen.
Son eufemismos de la izquierda tan dada
a esconder la mentira en palabras y términos que esconden una realidad más
vergonzosa: democracia popular, centralismo democrático, antiimperialismo,
alianza de civilizaciones, liberación de la mujer, teología de la liberación, paraíso
de los trabajadores, etc, etc. Tenemos una más, “escrache”, para esconder el acoso, la coacción, el
amedrentamiento y finalmente, el fascismo. Para ello se aprovechan de los
pobres, como siempre, utilizan una causa aparentemente justa, y la llevan a su
terreno, para sacar provecho político. No tienen vergüenza, han estado
gobernando hace tres días y no hicieron nada, todo lo contrario, engañaron a la
gente de forma miserable. Son como la riquísima Maribel Verdú, que estuvo
vendiendo hipotecas y ahora recoge el Goya, acordándose de los desahuciados, o
el riquísimo Bardem, que protesta airadamente contra la reforma laboral y la
aplica en su restaurante. Ahora Zapatero vende su casita de ochocientos mil euros,
no podrá pagar la hipoteca y estará pateando las calles de Madrid, con sus
“keli finger”, buscando una solución habitacional para sus góticas.
Van con su carita simpática, ese
anonimus de la careta sonriente que tanto gusta a algunos fue un tal que quiso
dinamitar el parlamento inglés. Se está jugando con fuego y alguien está
empeñado en echarle gasolina.
Aquí en Aracena, como todo, tarda en
llegar, pero llega, con más o menos fuerza, tardaron en llegar los del 15 m,
pero llegaron al paseo unos cuantos, e hicieron un papelón. Todo nos afecta,
todo nos toca, cuando se habla de política nacional se está hablando de
Aracena, porque aquí hay paro, hay crisis, hay gente que no puede pagar la
hipoteca, y porque el vicio es el mismo que a nivel nacional: el vivir por
encima de nuestras posibilidades, el gastar el dinero que no tenemos, el
aumento del gasto publico, exceso de empresas publicas, ahogar la iniciativa
privada, aumentar el empleo publico y dotarnos de unas infraestructuras y
servicios no imprescindibles y que no se
sostienen por si mismas por lo que hay que aumentar los impuestos y endeudarse.
Vamos a poner un ejemplo y este ejemplo se llama Televisión Local. Teníamos una
televisión local que funcionaba y que no costaba una peseta a los ciudadanos,
hacía programas bastante entretenidos y cuando llegaba un acontecimiento, como la Semana Santa , con sus escasos
medios, y mucha voluntad, nos hacia una retransmisión completa. Se financiaba
sola, con las cuotas de sus abonados, el que quería la veía y el que no, no la
veía. Si querías gastarte mil pesetas al mes, lo hacías y si no, no. El final todos
lo conocemos, vinieron estos, quisieron su televisión a la que llamaban la
televisión de todos, dijeron una gran mentira, que era GRATIS. Y se dieron
traza de cerrar la televisión privada, a base de prohibiciones y exigencias de
impuestos por el cableado.
Ahora la televisión local es DE TODOS,
la veamos o no la estamos pagando, las mil pesetas nos la sacan del bolsillo
queramos o no. Pero es que aunque la queramos ver, ni se escucha ni se ve y si
alguna vez acertamos a ponerla, sólo vemos al omnipresente. Esta Semana Santa
ha sido el remate. Tenía un cartel advirtiendo de que no se iba a transmitir en
directo, sino en diferido. No hay que echarle la culpa al personal, hacen lo
que pueden, la culpa del desastre es de gestión y dirección y sólo se puede
señalar a un responsable, el omnipresente. La televisión local va a costar este
año unos 60.000 euros, que es la mitad de lo que se estima recaudar por el
impuesto municipal de plusvalía. Cuando
se gasta lo que no se tiene en servicios no básicos, peligran entonces los
servicios básicos y eso es lo que ha pasado en España y está pasando en
Aracena. No hay nada gratis, alguien paga el todo gratis.
No decimos que una televisión local no
pueda funcionar, ni tampoco que un periódico local sea inviable, pueden
funcionar perfectamente, si se autofinancian, o bien con publicidad, o bien con
suscripciones o con ambas. Lo que no se puede hacer es una televisión al
servicio de la propaganda política y que la paguemos todos.
El problema de España y de Aracena, es
que hay mucha televisión pública, muchos organismos públicos, mucha empresa
publica, mucho empleo publico, mucha subvención publica, mucha promoción
publica, muchos servicios no básicos pagados con dinero publico, muy mala
gestión pública, mucho endeudamiento publico y mucha presión fiscal para pagar
todo lo anterior.
Manuel Galván y todo el grupo municipal
del PARTIDO POPULAR
Fdo. Manuel Galván, en el medio, concejal del PP en el Ayuntamiento
de Aracena junto a su portavoz Íñigo Amian y Manuel Díaz.
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