CRÓNICA DEL PREGÓN DE SEMANA SANTA 2011

Los costaleros de Aracena ya tienen su pregón favorito

Gonzalo Carrión, costalero y capataz, ensalza el sentimiento callado y anónimo a veces del costalero

Javier Moya Rufino / Aracena

El pregonero de la Semana Santa de Aracena del presente año 2011 ensalzó el sentimiento cofrade de un pueblo centralizado en los costaleros. Un pregón diferente como todos en cuanto a su contenido, bajo la personalidad de Gonzalo Carrión Fernández, pero también distinto en la estructura habitual de los pregones basados en el orden cronológico de la Semana de Pasión. Todas las hermandades fueron exaltadas con el hilo de la historia cofrade cebollera junto a sus vivencias personales, y sobre todo, la trayectoria costalera de esta localidad. Un pregón para recordar a los amantes del costal y un pregón de consulta para futuras generaciones, tan exaltadas en el pregón de Gonzalo Carrión con tres principios capitales que inician con la tercera letra del abecedario; cofrade, costalero y capataz.

José María Gómez Mellado, presentador del pregonero / J.M.R.

Con horario meridiano, a las doce y veinte del mediodía, comenzaba el pregón. Primero una marcha tocada por la Banda de Cornetas y Tambores de Aracena para dar testigo a la presentación del pregonero a cargo de José María Gómez Mellado. Diez minutos para remarcar la vinculación cofrade de Gonzalo desde joven, especialmente con capataces y costaleros. También enarbola el carácter pionero de un cebollero en la Semana Santa sevillana.

Y llegó el turno del pregonero durante una hora y cuarto ante una repleta Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción; fría en su interior, pero muy cálida en acogida. Un comienzo de claro nerviosismo, concentración ante el momento y fuerte respiración ante el silencio. Se santigua ante la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que preside el altar, y la del Cristo de la Plaza en su capilla. Prepara meticulosamente todos los papeles.

Gonzalo Carrión, bajo la mirada del alcalde Manuel Guerra y el cura párroco Longinos Abengózar Muñoz / J.M.R.

Inicia el pregón con un poema que ensalza a la imagen de la “Reina de la Sierra” en honor a la Reina de los Ángeles en su Peña de Arias Montano, Alájar, de la que es Hermano Mayor tras el legado de su mujer. Llamativo el nombramiento de todas las calles por las que pasan las seis hermandades de penitencia de Aracena.

Desde pequeño destaca su proximidad con la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, gracias a sus abuelos y padres, y también un sinfín de amigos. Señala la importancia de la juventud cofrade con la hermandad de costaleros y capataces para organizar cada año la Semana Santa Chica.

Bajo el espíritu de los jóvenes nacía la hermandad del Divino Redentor Cautivo que toma el protagonismo de los presentes. Por otro lado en 1977, siguiendo la relación de los pequeños, se crea la primera cuadrilla de hermanos costaleros. Un reflejo de ello es el paso de la Santa Vera – Cruz, siempre portado por jóvenes promesas, y que da motivo a nombrar a dicha hermandad que procesiona el Jueves Santo. Destaca el amor por la patrona de Aracena, su participación activa como capataz durante la Coronación Canónica de Nuestra Señora del Mayor Dolor del pasado 11 de septiembre, y el paso del Cristo de la Sangre siendo actualmente su capataz junto a su inseparable amigo Francisco Jesús Fernández.

El pregonero, Gonzalo Carrión, con Nuestro Padre Jesús Nazareno presidiendo el altar / J.M.R.

Otra hermandad que mantuvo gran protagonismo del pregón fue la del Silencio, cuyo presentador es actual Hermano Mayor y uno de los capataces de la misma, y donde Gonzalo ejerce como capataz general de la hermandad.

La Borriquita abre el pórtico de la Semana Santa, donde este año irá como costalero de la Candelaria. Y quien pone el broche de oro es el Sábado Santo con el Cristo Yacente y la virgen de la Soledad, de cuya hermandad es también capataz general. Para finalizar, una referencia a su actual paso por la hermandad de las Aguas dentro de la Semana Santa de Sevilla y un agradecimiento a su familia y en particular a su mujer por padecer tantas horas de ausencia hogareña a favor del mundo cofrade, terminando “Ponerse. ¡Tos por igual, valientes! ¡A esta es! con el clásico He dicho.